cuando navego en ese mar sin fondo ni orillas y subo entre las casualidades a respirar el aire de la nueva vida ahí te veo, apareces de nuevo, estas vos, la libertad con la cadena en la mano y el candado entre abierto buscando oportunidad para cumplir tu inspiración oculta de poseer y todo el sin fin de enredos desde nuestros dedos, nuestras piernas, los deseos que mueren al instante de existir, hasta mi pelo en tu ropa.
Como el reflujo de la mente estas ahí intermitente alumbrando y oscureciendo, entorpeciendo el camino.
Y yo que no soy buena tomando decisiones y que dejo todo en manos del destino, cierro los ojos y sigo, divago el camino ¿ Hasta cuando ?
